¡He vuelto!

Otra vez por aquí…

¡Han pasado tantas cosas! No sé por dónde empezar, así que lo haré por el principio.
En primer lugar: ¡IVÁN llegó! (Aviso: saltad el párrafo siguiente que me sale la vena “mamá”)
Lo cierto es que no tenía ganas de nacer, hasta que no nos pusimos serios y le dijimos que saliera, no lo hizo y costó. Es un niño precioso, sano y buenísimo. Está creciendo rapidísimo y bien gordo, por lo que ya mismo deja pequeña a su hermana.
En segundo lugar: Ser madre de dos niños no deja nada de tiempo. Es precioso, lo sé y no lo cambiaría por nada, pero cuesta acostumbrarse a estar siempre cansada o ir corriendo a todos lados, o no tener tiempo que perder. (Ya me voy haciendo a la idea de que estaré cansada los próximos 5 años…  y eso que me dejan dormir)
En tercer lugar: ¡Nos hemos mudado! Y no sólo de casa, sino de pueblo y de provincia. Todo una aventura que hace que ahora me enfrente a todo sola. Aquí no tenemos ni familia, ni amigos, pero dadnos tiempo…
Así que, entre niños, casa, mudanza, cajas… puedo sacar poco tiempo para hacer algo de provecho. Ahora, eso no quita que en mi cabeza tenga mil ideas pendientes, algunas de ellas tienen forma en pinterest (bendito pinterest) Eso me lleva a hacer más cosas siguiendo patrones de otros, no teniendo que pensar, hacer o deshacer.
Ya que he soltado todo el rollo, os voy a ensañar algo de lo que poco que he hecho estos meses. Las fotos del proceso las he ido poniendo conforme lo hacía (por instagram), así que aquí os la enseño terminada.

Me llevó tiempo decidir qué filo ponerle:

Aquí está sobre el carro doble (es bien grandecita, para poder taparla bien cuando refresque)

Al pensarla de colores, no pensé la de colas de hilos que tendría que esconder…  ¿os gusta?