Mi muñeca Rockabilly

El año pasado, por mi cumple (mayo) me hice una muñeca (no, no tenía ninguna hasta el momento…)
El caso es que, como suele pasar, cuando algo es para una misma, la confianza da asco… Todo empezó muy bien, con unos zapatitos rojos, con sus lazos:

No le faltaba detalle, calcetines, ropa interior, enagüas…

Escotazo:

Su cinta para el pelo y, cómo no, su bucle:
¡PERO!

Esos ojos… esas pestañas… esos morritos…. ¡No me gustaban!

Con la excusa de siempre, la falta de TIEMPO, se quedó en la estantería, mirándome con esos ojos… esas pestañas, esos morritos… El resto me encantaba, pero… probé con pestañas postizas y aquello parecía ¡¡una araña atrapada!! ¡Qué susto! Probé a pintarlas y ¡¡¡nada!!!

Hasta que este año, por mi cumple, la miré y dije que ya era de vergüenza. Algo que me hago para mí misma y lo dejo así de feo… no podía ser, así que me armé de valor, le quité los ojos (que eran de seguridad)… total, peor no iba a quedar, así que me vine arriba y quité los morritos, la nariz, esa tira que hacía de canalillo y esa unión que hacía que pareciera “ojijunta”:

¡Mis primeros ojos bordados!

Ha ganado con el cambio, ¿a que sí?

Ahora sí, me encanta ¡toda ella!

Ahora me mira desde la estantería y me hace sonreír, pero ha tenido que pasar un año… ¡ay!