Por fin.. con todos ustedes, Frankenstein

Le llegó el turno al mendruguín, también conocido como (sobrino) José Luis. 
El pobre aguantó pacientemente toda la espera, incluyendo escucharme durante dos semanas decirle que me seguía quedando lo mismo para terminarlo.

Sólo me había dicho que no quería que fuera muy chico.

Me puse manos a la obra…

Comenzando por aquí pocos sabían cómo o qué sería:

Parte trasera de la cabeza:

Puesto en su sitio… si hasta la camisa está rota (cuidadosamente rota):

Un zapatito:

Seguimos con la pierna:

Este hombre tenía problema de pies planos o algo, ¿no?

Con el jaleo de terminarlo y la de partes que eran, se me ha olvidado hacerle fotos con detalle a brazos, orejas, ojos o tornillos (las mangas de la camiseta también estaban rotas)

(y los pantalones)

Le puse la cicatriz y la sonrisa:

Y, TACHÁN:

Ha salido bien grande, casi ¡¡medio metro!!! y algo sonriente.. pero es que tenía ganas de llegar a su dueño, a quien, por cierto, le ha encantado

Y yo, contenta cual perdiz, me voy a dormir.