La historia continúa (I)

A medida que conocía más tipos de puntos se me iban ocurriendo más posibilidades con ellos… pero seguía con la duda de ¿lo estaré haciendo bien? Ahí entraba (y entra) mi señora madre, que es la que actualmente resuelve mis dudas y aconseja cómo hacerlo, aunque después me suelta frases del tipo “tú investiga que seguro que sabes hacerlo de otra forma más fácil” (eso es confianza :D)

Tras la manta de hexágonos hice una manopla y después su pareja, aunque de pareja… poco.  Ya me iba haciendo mayor; al loro con el detalle del puño, a mi “omá” se le caía la baba. (Resultó ser un poco estrecho pero eso indicaba que empezaba a controlar los aumentos y las disminuciones)

Tras ver mi superfantástica manopla, mi hermana Leticia se animó y me pidió algo para ella: UNOS PATINES. Después de decirle en varias ocasiones que no sabía hacerlos y que, además, posee un pie algo grande, no me quedó más remedio que liarme la manta a la cabeza y pensar:

 – unos cuantos de estos:

 – puestos así:

– dan como resultado:

He de decir que salió más mono de lo que pensaba y encima eran los mismos colores que su pijama (todo un acierto), PERO, antes, me costó descoserlos y hacerlos más grandes…

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